domingo, 27 de abril de 2014


RUBÉN MARTÍNEZ SÁNCHEZ (CAMBALACHO)
(LA VIDRIERA IRREVERENTE)

Cuando Rubén me contó lo de su lucha (ya que somos guerreros de una lucha parecida), me dijo: ¿Entiendes ahora las palabras que compartiste de La Vidriera? Fue triste para mí saberlo, pero siempre quise pensar que ganaría la batalla... Tengo dolor porque ya nunca podremos contactar. (Nuestra amistad es algo singular) Quedaron cosas en el tintero...Querido Rubén. (Que sepas que no te perdono ese café que me debes) Pero doy gracias a la vida por habernos puesto en el mismo lugar y a la misma hora aquel día, querido amigo...
Con mucho cariño, tu fan (ya sabes, no fanática),
P.

"¿Qué cambiaría si de pronto te regalaran 100 años más de vida? Nada. No cambiaría nada.
¿Pero si esta fuera a terminar en un año, un mes, tal vez mañana? Entonces cambiaría todo. Aprenderías a exprimir cada segundo como jamás lo hubieras hecho.
Crecemos bajo unos cuentos que nos educan para consumir, para producir, para obedecer, pero no para vivir. De este modo reservamos el tiempo para un futuro que no nos pertenece y cuando nos damos cuenta de que lo estamos perdiendo es demasiado tarde. Nunca nos haremos ricos trabajando honradamente y, mientras tanto, perdemos la vida y la salud. Ningún gato con botas vendrá a rescatarnos de nuestras miserias y las perdices las saborean quienes nos arrojan los restos de los altramuces de sus criados. Y los milagros... estos se esconden tras los billetes que marcan las páginas de la Biblia.
Tal vez sea el momento de olvidar aquellos cuentos que amontonaron en nuestra cabeza.
El momento de romper nuestros relojes, liberar el tiempo y empezar a vivir.
De construir nuestro propio presente, de escribir nuestra propia historia.
Tal vez sea el momento de aquellos cuentos que nunca escuchamos contar."
(La Vidriera Irreverente)

“Miraba cada día por si me habías contestado. A veces pensaba lo peor, pero luego me animaba a mí misma. Ná... Estará sólo cansado. Pero no. Terminó tu lucha aquí y ahora estarás haciendo música en otra parte. Recuerdo aquel día que te vi con la vidriera tocando en la calle, en Zaragoza. Ya te dije que nada es por casualidad. Entonces aún llevaba yo mi gorro porque no tenía pelo. Estaba con la quimio... Igual estás leyendo esto desde donde estés. Yo así lo creo. No llegamos a tomar ese café. Pero no importa. Porque iré algún día donde estés: Yo te leeré uno de mis pensamientos y tú me cantarás una canción. Hasta entonces. Yo seguiré esta lucha en tu nombre. Un “besoabrazo”, amigo.”
P.

PD_ Cuando veas a mi amiga M. allí donde estés, dale un besoabrazo de mi parte, y dile que su montañero y yo la queremos cada día.

Yo estaba allí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjame tu opinión (se admiten críticas)
Ahora lo miro!!!
;-)