Tantas eran las lágrimas que nacían tras tu ausencia
que un día mi alma ya no quiso más lluvia,
cerró fuerte los puños sobre los párpados cansados
y sujetó con fuerza hasta que desapareció la última gota de dolor.
Mas no sabía el alma que todas las lágrimas se hundieron
en mi cuerpo, inundando el corazón.
Ahora han brotado, resquebrajando la piel que quedó árida
de caricias, y salen a borbotones, inundándolo todo, arrastrando
con ellas las esperanzas que alguna vez acamparon en un hueco de mi espalda.
Ahora todo queda anegado, el cielo se tornó gris y no atraca ningún barco.
Tan sólo alguna gaviota ignorante revolotea incansable en busca
de algún punto de apoyo…
P.
Aparecerá el punto de apoyo. Seguro.
ResponderEliminarMaravilloso :)
ResponderEliminarBesazos enormes
Los apoyos, tarde o temprano, siempre llegan!
ResponderEliminarBesos
¡Qué delicia volver a pasear por tu jardín de letras! Cuánto lo extrañaba.
ResponderEliminarLa grisura herida del cielo, la mano huérfana de caricias, la mirada anhelante del horizonte. Pero volverá la brisa.
Muchos besicos.
(El cheposín) :)