martes, 5 de abril de 2016



Nunca una sonrisa fue suficiente

Siento a veces que llegó la vejez a mi alma
antes de sonreír lo suficiente.

Que realmente el otoño no avisa
y ya está aquí instalado,
con su tosca maleta de pasados
que mataron al presente.

Mas veo ahora que me gusta el crujir
de las hojas secas bajo mis pies descalzos.

Siento que disfrutaré de este otoño,
aunque me pillara por sorpresa...
P.

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