jueves, 28 de marzo de 2013




(…)
-Hijo de puta. Eres un hijo de puta.
Colgó el teléfono. La había dejado desde el otro extremo de un cable. No había podido ir, mirarla a los ojos, pedirle disculpas por tantas mentiras, por todos los días de inútil espera. Se encogió con la sensación de que le habían dado un puñetazo en el estómago. Le dolían los brazos, las piernas. Empezó a llorar. Su llanto se parecía a algunas lluvias de invierno. Primero caía despacio, como si tuviera que aprender. Después tomaba fuerza, porque la vida era un triste paisaje.
(…)
Olvidó preguntarle si fue por cobardía, o por una piedad extraña que le resultaba un insulto, o porque no se decidía a romper el último hilo que los unía. Aquella aproximación telefónica a través de la cual tuvo que aceptar, después de muchos días, que no estaba loca, que las sospechas eran ciertas, que las mentiras habían sido realmente mentiras. A pesar de todo, había intentado justificarle hasta el último momento.
(…)
Tenía frío y el vientre dolorido. No le hubiera importado morirse lentamente, si la muerte le hubiera calentado los huesos…

Pasiones Romanas (María de la Pau Janer)

 Para escuchar:  Imposible

4 comentarios:

  1. Mentiras y certidumbres, calientes lágrimas que se quedan frías en las mejillas ateridas por el dolor. La vida sigue pasando como un viento sin nombre.

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  2. Como me gusto ese libro! Doña Gimena, para ti un beso de buenas noches!

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    Respuestas
    1. Gracias, mi Lola! Otro para ti....
      Ya sabes... Y lo demás será siempre lo de menos.
      ;-*

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